domingo, 11 de agosto de 2019

LOS RELATOS DE LUCAS CRISTIANO I

Mi amigo Lucas Cristiano, hijo menor entre seis hermanos, de dos pastores de la Congregación Evangelica Dominicna, Doña Pasión Cristiana y Don Pedro Evangelista, fue formado con esmeradas atenciones en la cultura moral propia del civismo que por lo general muestran los ciudadanos confesados de cristianos protestantes.  Inteligente, agudo, de noble e ingenioso buen humor, solía, conocer una explicación sobre todos las incidencias sociales propias de sus acostumbrados conversatorios políticos escolares surgidos en aulas, pasillos y patios del Lic. Juan Pablo Duarte, en el que se habría formado, hasta el nivel calificado como "tercer teórico", que fue la etapa en la que tuve la ocasión de conocerle e iniciar una larga amistad hasta el final de sus días. Conocí cada uno de sus hermanos, muchachas y muchachos.

Su hermano mayor, un modelo social, modelo de comportamiento social que siempre nos fue puesto como patrón a seguir,  fue uno de nuestros profesores. Otro de sus hermanos, abrió un nuevo templo e inicició su ministerio con cierta independencia organizacional, convocó a Lucas Cristiano a acompañarlos cn el fin de integrarlo al nuevo proyecto. En la reuníón a la que asistió, fue abierta la oportundad para que todos los participantes expusieran sus propias experiencia previas a aceptar el llamado divino a practicar su santa vocación cristiana.

Con excepción de mi amigo, Lucas Cristiano, la generalidad de los convocados expuso los detalles de sus conductas calificadas por ellos mismos de mundanas, entre las que se escucharon confesiones de arrepentimientos sobre desafueros como adulterios, crímenes de toda índole, actitudes de envidias, odios, abandonos familiares, etc....

Mi amigo terminó de escucharlo todo pero cuando fue llama a expresar sus propias experiencias, solo atinó a señalar que sentía que estaba ocupando un asiento equivocado  puesto que ningunas de sus experiencias encajaban con aquellas confesiones allí testimoniadas por lo que el estimaba que debía alejarse y dejar que su espacio lo ocupara otra persona a quien mejor le ajustara el perfil de los testimoniados, puesto que su historia de vida no lo hacía apto para ser miembro de esa nueva congregación por no contar las calidades servidas por los demás convocados.

Desde entonces se mantuvo alejado de las congregaciones levantadas y del Concilio que a los pocos años fue constituido por sus propios hermanos, pero siempre les prestó su concurso en cuanto a los apoyos lógicos demandados como servicios de asistencias en materia de construcciones, bienes raíces, tecnología comunicacional y demás necesidades profesionales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario