La "FE", y la "ESPERANZA", constituyen el par de andamios biológico-materialista sobre el que se levanta el puente y cruza todo el aviituallamiento ideológico capaz de impulsar la evolución general del objeto humano, hijo de la divinal existencia de la naturaleza. Asumir metas muy elevadas, cada vez más y más elevada, capaces de llevarnos hasta las demandadas alturas de la divinidad, ha de ser y es el impulso poderoso que nos conduce por la ruta de la perfectibilidad ilimitada, hacia la divinización. Sentimos y vivimos para alcanzar la divinización (....personalmente, soy humilde, mis aspiraciones se limitan a sentarme a la derecha de El Creador, antes que ocupen lugar los empaquetados en mil gruesas, no a reemplazar al Padre). El sentido humano, biologicista, estimulado en los seres organizados de modo que son considerados como biológicamente superiores, como los mamíferos, peces, reptiles, aves, etc...suele codificarse bioquímicamente mediante procesos catalizados por moléculas denominadas como "enzimas", las cuales vienen a comportarse como auténticos substratos de la organización material de un conjuto vital completo, entiéndase, como composiciones con vida propia, capaces de decidir como ha de reaccionar las moléculas orgánicas o inorgánicas puestas en contactos con aquellas, es decir las enzimas. Resultando así, como rudimentariamente inteligentes, tal como los provirus, priones, genes, etc. y otros millares de enigmáticos actores que acusan comportamientos fisicoquímicos, sobre todo en las reacciones bioquímicas, que todo nos indica que "saben dar órdenes", en sus medios. Esos impulsos biológicos-energéticos-electronicos-químicos, suelen funcionar bajo unos cálculos precisos "al chele y sus fracciones", a perfección divinal. Todos estos procesos, finalmente infalibles, se desarrollan en un Universo estrictamente adiabático, sin pérdidas ni ganancias con respecto a órgano externo ninguno, por imposible, por cuanto, todo tiene que ser completa y perfectamente reciclable, con intercambio de entropía cero, ideal, sin excusas, por cuanto, nada puede entrar ni salir, subir ni bajar, Dios no crece ni rebaja de peso, no importa cuantas tareas y sudores les asignen, Nada lo cansará ni lo fastidiaría. Mucho menos le arrebatará sus naturales poderes.
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