El Capitalismo, (en esta puesta me refiero a los poderosos centros ideológicos y ejecutores del pensamiento capitalista como poder en los hechos), está convencido de que los impactos radicales conmuven trascendentalmente las esencias del crecimiento economico mundial en forma explosivamente positiva. Lo cierto es que la historia de los grandes cambios mundiales, así lo consignan, de este a oeste y de norte a sur. Impactos como las guerras generadas en países del oriente como Viet Nam, Camboya, Corea, Laos, La China, Filipinas, así como las historias de los impactos naturales como los terremotos, huracanes, invasiones militares, etc. han probado fehacientemente que dichos impactos generan un efecto de arado que al remover y revoltear la tierra de las praderas yermas, impactan sensiblemente su productividad.
En America Latina, se busco y logró ese impacto en Chile y se trató en República Dominicana, donde puede afirmarse que luego de la caida de la dictadura trujilista como luego de la Revuelta de Abril, se generaron cambios muy sensibles y no fortuitos. Los efectos de Katrina han podido ser medidos y confirmados, lo mismo que los impactos de los sunamis ocurridos hace pocos años en Asia. La ralentización de los trabajos de reconstrucción de Haití, luego de su funesto terremoto, no ha sido una casualidad ni un caso de negligencia. Se trata de una conducta calculada y programada.
Los impactos positivos, por el momento, los beneficia República Dominicana a través de los rendimientos de la mano de obra barata, las divisas reportadas por la migración, la proliferación de proyectos civiles, la mano de obra empresarial para la industria criolla y la extranjera de Zonas Francas y, de manera definitiva, el abaratamiento de los costos de los servicis turísticos que así convierten esta industria en sumamente competitiva para toda la región.
Los impactos de estos choques de guerras y desastres, sin embargo, dejan una secuela de desigualdad igualmente muy sensible y perniciosa siempre contando con las nivelaciones relativas que a largo plazo generan las bonanzas capitalistas. El impacto ocurrido contra la población y la economía de Haití, hace ratos que viene haciendo crecer el poder económico de una clase bastante poderosa, de gran concentración, a costa del deterioro provocado por la destrucción de la infraestructura física, de por si miserable, presente al momento del terremoto en la nación haitiana.
Ese proyecto se viene cocinando a fuego batiente sobre Venezuela y de paso se le dió un corrientazo de 440 a Brasil. República Dominicana seguirá creciendo y beneficiando el impacto haitiano.
En America Latina, se busco y logró ese impacto en Chile y se trató en República Dominicana, donde puede afirmarse que luego de la caida de la dictadura trujilista como luego de la Revuelta de Abril, se generaron cambios muy sensibles y no fortuitos. Los efectos de Katrina han podido ser medidos y confirmados, lo mismo que los impactos de los sunamis ocurridos hace pocos años en Asia. La ralentización de los trabajos de reconstrucción de Haití, luego de su funesto terremoto, no ha sido una casualidad ni un caso de negligencia. Se trata de una conducta calculada y programada.
Los impactos positivos, por el momento, los beneficia República Dominicana a través de los rendimientos de la mano de obra barata, las divisas reportadas por la migración, la proliferación de proyectos civiles, la mano de obra empresarial para la industria criolla y la extranjera de Zonas Francas y, de manera definitiva, el abaratamiento de los costos de los servicis turísticos que así convierten esta industria en sumamente competitiva para toda la región.
Los impactos de estos choques de guerras y desastres, sin embargo, dejan una secuela de desigualdad igualmente muy sensible y perniciosa siempre contando con las nivelaciones relativas que a largo plazo generan las bonanzas capitalistas. El impacto ocurrido contra la población y la economía de Haití, hace ratos que viene haciendo crecer el poder económico de una clase bastante poderosa, de gran concentración, a costa del deterioro provocado por la destrucción de la infraestructura física, de por si miserable, presente al momento del terremoto en la nación haitiana.
Ese proyecto se viene cocinando a fuego batiente sobre Venezuela y de paso se le dió un corrientazo de 440 a Brasil. República Dominicana seguirá creciendo y beneficiando el impacto haitiano.
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