sábado, 24 de octubre de 2020

CAOS MATEMÁTICO

"El Caos", en matemática consiste en uno de esos conceptos finísimamente elaborados como teoría referida, fundamentalmente, a estudiar las incidencias entre variables que tienden a precipitarse en cambios que acusan brusquedades tales que demandan aplicaciones de artificios matemáticos complejos, tanto así como diríase que constituyen un capítulo separado entre las funciones citadas como "especiales".

Sin embargo, para el matemático curtido en el manejo de dichas funciones, probablemente, el lenguaje que define las funciones caótica, se distancie un buen trecho, de lo que significaría "caos o caótico", para un poeta, organizador humanístico, pensador inteligente dedicado al aprecio de las combinaciones cromáticas. Imaginar un campo matemático dedicado a fijar valores críticos entre los límites o fronteras consideradas caóticas, obviamente, no es contar los giros completos de una peonza infantil.

Sin embargo, pienso que no ha de resultarle tan complicado a cualquier alfabetado en asuntos bíblicos, cristianos, imaginar que si Nuestro Dios lo conoce todo, no cabría imaginar dudas, incertidumbres, abismos ni huecos desconocidos para la Inteligencia Divina Creadora.

Del mismísimo modo, para el materialista completo, fundado en las relaciones matemáticas que definen la materia, solo es  concebible,  aceptable, la seguridad absoluta, diríase divinológica,  sobre la verdad que da cuenta de que toda incidencia fenomenológica que da definición a la materia misma, es resultado de las condiciones infinitesimalmente precisas de las que parten dichas incidencias, sin huecos, sin dudas, sin inciertos.

La ingeniería, por definición, cuenta con la habilidad de poner límites, cuantificables, capaces de convertir en utilidad doméstica los dominios científicos, sin embargo, ello no significa la absolutez fisico-matemática, así es por lo que bien reconocemos el gran trabajo de Los Cuánticos: Wolfang Pauli, Werner Hinsenberg, Max Born y hasta las contribuciones utilísimas del mismísimo Einstein, quien a partir de su extravagante inteligencia, también le sacó grandísima partida a la Teoría de los Cuantos, sin comprometer, desde luego, su pensamiento, como si estas aplicaciones limitadas, constituyeran la certeza de una discontinuidad material real.

Ninguno de nuestros presentes contertulios que haya sentido y le halle sentido a las funciones continuas, tendría dificultad en imaginar la lógica que siguen las propiedades físicas de la materia.

De Broglie tuvo claro y supo declarar la necesaria funcionalidad de la condición onda-partícula que facilita las aplicaciones ingenieriles, lo mismo que Brown pudo establecer un criterio estadístico para el movimiento browniano, ello, sin embargo, jamás negaría que cada cada partícula que se halla formando parte de un fluido, sigue influida y es función del comportamiento de todo su entorno mediato e inmediato, hecho que, como dije antes sería capcioso expresarlo en forma de signos no comunes a este diálogo. En fin, lo conocido por Dios es divino.

Lo desconocido es, obviamente, lo opuesto, es diabólico. Estoy seguro, me mato con cualquiera, defendiendo el carácter "divino" del ordenado pensamiento de mi amigo Juan Freddy. 

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