En alas de albatros, halcón o vencejo migrador,
Surcaré la vida al encuentro de tu santa guarida
Tras los inmaculados deseos de mis pensamientos
Luengos, sin fronteras, pausas ni rotos saltos
Discontinuos, sin olvidos o nubes de memorias
Siembra sivestre siempre florecida en mi pecho
Devociónario de oraciones destinadas a tus halos
Resguardo has sido de un amargo y tantos sabores
Dulces, aguas frescas, jarabe de amor, sal divina
Crece y más crece el número del nuevo tiempo
Mientras giran los relojes de mis ansias revivas
Nuevas palabras, nuevos pactos, nuevos giros
El mismo mar, tu mismas gracias iluminadas
Nos miran los cielos, nos piensan los astros
Somos El Cosmos de lo imaginado y divino
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