Donde la memoria asiente los días de tu adolescente magisterio
Leerás los signos ancestrales de tus dedos flacos y anudados
En codos flexibles de recuerdos vigentes de florecidas espigas
De rayas y ansversos pardos, uñas recortadas, finas, translúcidas
Como rosados capullos de pálida savia, sensuales, insinuados,
Mirada de corazón despierto, rocío en claveles recién amanecidos
Dulce pensamiento que se erige evaporado en olores y colores
Flor de verano, de tibias brisas, pedúnculo de avispa asaltada
Cadera de agua hilada, arroyuelo enamorado de la pomarrosa
Mis palabras al azar describen la fugacidad de una imagen
Unica, delimitada solo por los instintos fijos, inolvidables
Belleza de caoba tallada por la exaltación divina, eres única
Arbol de ramaje en fibra inquebrantable, resistida a los soles
Tibios ahijados por brisas enamoradas, afirmado diamante
De luces precisas disparadas contra el ímpetu de la conquista
Mujer de pechos conminado por los dioses a deslumbrar
La mirada de zopilotes, balanos y vampiros de los infiernos
Yo, muñeco de barro deformado por hogueras y huracanes
Nunca llegaré a ser merecido de cruzar tus jaulas celestes
Descanso de tus carnes congeladas, preservadas al Olimpo
Mi piel curtida de estos lodos resecos y vencidos, te añoran
Inconscientes de la distancia que separa tu clara divinidad
Tibetana de esta sangre esclava robada a seres infernales.
Nos alejan los espíritus de pasiones temidas a tu nobleza
Magisterial, dignificada en los sagrados altares humanos
De tu sociedad superior, encadenada al bien de los santos
De las gracias de tu sonrisa, de tus carnes y tus artes.
Leerás los signos ancestrales de tus dedos flacos y anudados
En codos flexibles de recuerdos vigentes de florecidas espigas
De rayas y ansversos pardos, uñas recortadas, finas, translúcidas
Como rosados capullos de pálida savia, sensuales, insinuados,
Mirada de corazón despierto, rocío en claveles recién amanecidos
Dulce pensamiento que se erige evaporado en olores y colores
Flor de verano, de tibias brisas, pedúnculo de avispa asaltada
Cadera de agua hilada, arroyuelo enamorado de la pomarrosa
Mis palabras al azar describen la fugacidad de una imagen
Unica, delimitada solo por los instintos fijos, inolvidables
Belleza de caoba tallada por la exaltación divina, eres única
Arbol de ramaje en fibra inquebrantable, resistida a los soles
Tibios ahijados por brisas enamoradas, afirmado diamante
De luces precisas disparadas contra el ímpetu de la conquista
Mujer de pechos conminado por los dioses a deslumbrar
La mirada de zopilotes, balanos y vampiros de los infiernos
Yo, muñeco de barro deformado por hogueras y huracanes
Nunca llegaré a ser merecido de cruzar tus jaulas celestes
Descanso de tus carnes congeladas, preservadas al Olimpo
Mi piel curtida de estos lodos resecos y vencidos, te añoran
Inconscientes de la distancia que separa tu clara divinidad
Tibetana de esta sangre esclava robada a seres infernales.
Nos alejan los espíritus de pasiones temidas a tu nobleza
Magisterial, dignificada en los sagrados altares humanos
De tu sociedad superior, encadenada al bien de los santos
De las gracias de tu sonrisa, de tus carnes y tus artes.
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