Una de las más terribles verdades que vienen siendo complacidas como avance de ineludible valor social aumentado lo comprende el perfeccionamiento de la seguridad quirúgica que hoy tiende a ser puesta en "mano" de robotes diseñados por otros robotes para ejecutar sus programadas funciones con altísima precisión, cada vez a menores costes en razón de los escalamientos mercadólógicos tendentes siempre al poder de la competencia y la masificación.
Los valores estéticos concebidos en sociedades como las de Corea del Sur como ejemplo y otras fieras asiáticas, así como las de los impecables lideres de la Europa Nórdica, conminan y estimulan a todo el mundo a enderezar sus narices, corregir los seños, abrir los ojos y estilizar el mentón, como valor estético de los más nobles indicios de perfeccionamiento.
De los enderezamientos estéticos a los rendimientos saludables, dinámicos-deportivos, físico-laborales, así como enderezamientos múltiples sobre la salud en general, los corrillos quirurgicos tienden a saturarse, crecer y multiplicarse.
Nadie que hoy presuma de sano juicio práctico, se negaría a aceptar como bien moral la previsión de embarazos libres del Sindrome de Dawn, en lo más posible del conocimiento y la práctica científica así como la evasión genetica de otras condiciones congénitas, igualmente previsibles como la diabetes.
Avanzan las selecciones genéticas descartables sobre inclinaciones rechazables, formaciones físicas no deseadas, sindromes esquizofrénicos y otros ya identificables y seleccionables positiva o negativamente (algunos maldicientes llegan a hablar de selecciones positivas como el "sindrome divinal" mientras los singapuros están decidiendo la exigencia legal sobre el "sindrome criminal").
Las medidas que hoy se promueven como virtud del derecho familiar a decidir sobre embarazos considerados "inconvenientes", inclinan las tendencias a dispararse en forma asintótica como valor moral en favor de la selección cada vez más fuertemente aceptada, como tal, pronto pasará a formar parte del estado moral, legal y de sanitario a nivel de toda la sociedad humana.
No olvidemos, Dr. Lara Felipe, que la cultura la imponen los poderes dominantes.
Quizás no les resulte tan complicado, aceptarlo a los cálculos étnicos-estadísticos de Del Toro ni a los principios sobre los altos rendimientos sociales de FS, pero estas dicharacherías, cuánticas o continuas, verán pasar muchos entierros de resistencias fundidas.
Los valores estéticos concebidos en sociedades como las de Corea del Sur como ejemplo y otras fieras asiáticas, así como las de los impecables lideres de la Europa Nórdica, conminan y estimulan a todo el mundo a enderezar sus narices, corregir los seños, abrir los ojos y estilizar el mentón, como valor estético de los más nobles indicios de perfeccionamiento.
De los enderezamientos estéticos a los rendimientos saludables, dinámicos-deportivos, físico-laborales, así como enderezamientos múltiples sobre la salud en general, los corrillos quirurgicos tienden a saturarse, crecer y multiplicarse.
Nadie que hoy presuma de sano juicio práctico, se negaría a aceptar como bien moral la previsión de embarazos libres del Sindrome de Dawn, en lo más posible del conocimiento y la práctica científica así como la evasión genetica de otras condiciones congénitas, igualmente previsibles como la diabetes.
Avanzan las selecciones genéticas descartables sobre inclinaciones rechazables, formaciones físicas no deseadas, sindromes esquizofrénicos y otros ya identificables y seleccionables positiva o negativamente (algunos maldicientes llegan a hablar de selecciones positivas como el "sindrome divinal" mientras los singapuros están decidiendo la exigencia legal sobre el "sindrome criminal").
Las medidas que hoy se promueven como virtud del derecho familiar a decidir sobre embarazos considerados "inconvenientes", inclinan las tendencias a dispararse en forma asintótica como valor moral en favor de la selección cada vez más fuertemente aceptada, como tal, pronto pasará a formar parte del estado moral, legal y de sanitario a nivel de toda la sociedad humana.
No olvidemos, Dr. Lara Felipe, que la cultura la imponen los poderes dominantes.
Quizás no les resulte tan complicado, aceptarlo a los cálculos étnicos-estadísticos de Del Toro ni a los principios sobre los altos rendimientos sociales de FS, pero estas dicharacherías, cuánticas o continuas, verán pasar muchos entierros de resistencias fundidas.
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