jueves, 11 de julio de 2019

METAS Y DESTINOS: UNIVERSO Y HUMANIDAD

EN todas las culturas desarrolladas en el seno de las distintas sociedades humanas, el paradigma que signa la vida en función de sublimes metas es una constante de insoslayable valor que marcaría la meta y el destino hacia donde busca, desearía y espera llevar su vida cada ser humano. Unos tienden a acortar su tránsito, limitándolo a compartir sus proyectos vitales en La Tierra junto a la Naturaleza y sus entornos materiales sin pretender trascender otros imaginados mundos.

Conviviendo en la misma sociedad humana, limitada por los mismos espacios y tiempos, otros aprendeos a  creer en metas y destinos trazado y creados por entidades espirituales, divinas, cuya sublimidad trasciende las comunes dimensiones donde alcanzaremos a compartir un reinado de felicidad fundado en el goce eterno, entendido que ese goce ha sido desde siempre nuestra meta, de modo que alcanzado el mismo, habremos alcanzado el más glorioso destino final.

Más allá, sin embargo, no conocemos otros alcances o sobre-premios merecidos. Las metas y destinos concebidos, del mismo modo pero dirigidos a otras entidades vivientes como las del reino animal y el resto de la Naturaleza Cosmológica, sigue siendo, en gran medida, escasamente reconocido. Las ambiciones que signan nuestras medidas de felicidad eternidad eterna dominan el pensamiento colectivo de la humanidad, aun en muchas culturas de distintas y distintas confesiones.

Lo cierto es, con mucho, que el conocimiento claro de nuestras metas y destinos, permanece envuelto en una cosmogonía de  completa indeterminación, de inciertos que solo tienden a conceder felices anotaciones al pensamiento de los demonios "Cuánticos".....( a mi no me gustan ni convencen, los inciertos cuánticos). 

Es verdad, no conocemos, ni por asomo, certeza alguna sobre nuestras metas y destinos, más allá que la  trazada hasta este momento por los procesos amorosos de la evolución biológica. Hasta prueba en contrario, sin embargo, trato de ser bueno y merecer entre los míos y para los míos, que es toda la humanidad, La Gloria Eterna. 

Me comporto como Dios manda, respeto la Naturaleza creada, respeto la memoria de los difuntos, amo y cuido mis, hijos y entiendo que absolutamente todo lo creado ha sido puesto por Dios en lugar correcto, incluido mi nombre. Lo incorrecto se lo cargo a los demonios y los endemoniados de algún otro universo desconocido, por ello me asientan mejor los filósofos que conviven con ángeles  del bien que los asustados y endemoniados que navegan cazando ángeles del mal.

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