miércoles, 3 de febrero de 2021

DIOSES CONDENSADOS

 Cierto, ciertísimo, es que la fantástica vanidad en la que suelen arroparse las aspiraciones humanas, igual suele arrastrar consigo esa mentirosa verdad de las contradicciones, insólitas como divinales, condensadas en los  sinsentidos materialmente inmposibles, inexplicables como inextricablementes indesbrozables. Las ciencias, juguete divertido, fantasioso, sobre todo presumido, en el que suelen bañarse las vanaglorias humanas evolutivas, -cierto, ciertísimo, es que suelen llegar a ser las mejor pulidas, como así lo previene la misma vanalización evolucionista-, nos permite imaginar, volar, vaporizarnos, hasta enndiosarnos (suponemos que hasta allí, solo hasta allí, han de conflui los límites absolutos), de tal forma que bien ya hemos logrado convencernos de haber alcanzado el proyecto "sumo", consistido, desde los años escolares, en la concentración prevista de alzarnos sobre la mxima inteligencia capaz de prever la innecesaria gracia de la materia conocida, siendo tal que toda la inteligencia condensada en el pensamiento bastará para reducir la materia misma a su inexistente expresión material.  (Creo que para las presunciones ingenieriles de los alumnos de Fenómenos de Transportes, Fenómenos cuánticos e Ing. de las Reacciones Químicas, estas serían pajas de ciclón para  molinos arroceros). Así esta novela, corta, condensada y cristianamente humilde, la dedico, junto a toda su condensada imaginación, simplemente a uno más de esos dioses que aun reniegan de ser dioses menores, mucho menos a ser citados. 

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