Harto gordo, malvado, fiero y bien comido, resulta el dato, macho o macha, según peor imaginación arrastre su compañía. Lo cierto, ciertisimo es, que le sobra capacidad para predecir, maldecir y desdecir todo cuanto le viene en ganas, por mal o por bien. Quiéralo Dios, Nuestro Máximo Señor, que no llegue la casualidad a cambiar el hmilde pero infalible " palo dáo", el que, a decir de los galleros profanos, mal confesadoos, " ni Dios lo quita". Ningún niño detestao, pasaría por alto, la idea de que los jugadores cibernéticos, acostumbrados desde hace años, a trasnocharse frente a cualquier pantalla mínimamente desgastada, acostumbrados ya a las palabritas cortas "big data" y cualquiera de sus pronunciaciones idiomáticas, se comería los cuentecitos de que ya no habría sido previstos, casi certeza divina, las adivinanzas pre-pandémicas. (..jenm, dígame, Ud., los adivinos precristianos de Confucio, los profetas de Baal, los sublebados guerreros de Lucifer..)...Pienso, sinceramente, que Steve Jobs, Bill Gate y el par de muchachos esos, que se las pasan novelando su futuro, saben, conocen, llevan calculados hasta los chismes aguados de los chinos menos sonreídos. Ojalá que el cálculo de la pandemia prevenga mi vuelta al grupo de mis amigos Ing. Químicos. Yo trataría de salvarlos de esta pandemia.
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