viernes, 26 de febrero de 2021

FILOSOFÍA, VERDAD, MENTIRA, RAZÓN, POESÍA Y MORAL

 FILOSOFÍA, VERDAD, MENTIRA, RAZÓN, POESÍA Y MORAL

La filósofa española, María Zambrano, hija de dos maestrros: hija de Blas Zambrano García de Caravante  y Araceli Alarcón Delgadonos compele a citar sus mínimos familiares domésticos, por tratarse su caso de uno de esas raras y atrevidas incursiones que suelen hacer algunas muchachas que en todo el mundo intelectual, suelen descollar y romper algunos moldes. Tal ha sido el caso de esta incursión de María Zambrano, dispuesta rectificar los valores filosóficos históricos, llevados a contracorrientes de los poderes amurallados, casi intocables, como los signados bajo nombres tan ampulosos concernidos a la historia y nombres mismos   de la Filosofía. 

Aludir, tocar los nombres de Platón, Sócrates, Epicuro, ...Oh, Dios Mío ! Santísimo Poder de los Olimpos ! Quien se atrevería sin fracasar en los abismos del Mal !  Pues bien. María Zambrano se propuso y logró poner de frente a la filosofía, tete a tete, la ternura de la poesía, su intrínseca capacidad para decir, hablar, construir, hacer, enriquecer y desafiarlo todo, aun más allá de los poderosas atalayas de la filosofía. 

Había que contar con atributos femeninos muy capaces para sobrevivir con la potestad lograda. Cualquier palabra, signo, concepto, idea, contraste o alusión de cualquier índole que logremos subrallar bajo cualquier palabra incluida en este pretendido titular que presentamos, sería motivo para edificar medio mundo de verdades filosóficas. Sin embargo, elegimos este extracto con el fin de aprovechar la violencia conceptual con la que arremete la misma María Zambrano, para subrayar la incerteza cierta que nos permite inicialar las los conceptos harto calcomidos ya por la propia y profunda concatenación lograda por María Zambrano, al dejar constancia de del impar mundo de la moral,  frente a la mentirosa verdad, el camuflaje artístico, así como el juguete filosófico que desdibuja toda la realidad tanto por inmensa como por incierta. La Moral, la vida, la existencia y hasta la razón misma, carecen de objeto cierto. Como tal, ni siquiera los suicidas cuentan razones que lo justifiquen, más que la filosofía como escudera de la poesía. 


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