La genialidad imaginativa de los antiguos escritores, incluidos los prediluvianos, puede inferirse sin precisar acudir a complejos ejercicios analíticos, inductivos o deductivos, con solo acogerse el investigador inteligente, a las figuras del lenguaje aplicado en las descripciones, harto sabias, agudas, excepcionalmente inteligentes como resultan ser las que relatan las ondulantes obras literarias como las contenidas ya sean en forma de anécdotas y epopeyas míticas en la forma pero de profundas calidades morales y místicas derramadas desde sus contenidos.
Fantásticas historias como las relatadas en Los Libros de Profetas como Isaías y Ezequiel, al ser asimilados sobre las esencias de sus poderosos contenidos morales como reultan ser la condenación y castigo a la deslealtad de aquellos líderes en ascenso que buscan relevar sus superiores sin más razón que el instinto de alcanzar la divinidad superior por medio de actitudes rebeldes, fueron noveladas con un ingenio fuera de alcances ordinarios, cuya exposición de talentos se sobrepone aun hoy a cualquie anecdotario que parta de los más encumbrados genios de la imaginación literaria.
Del mismo modo, valen conocerse las enseñanzas morales basadas en la desobediencia y el apresuramiento inmaduro de la vida sexual, concebido como peligroso, condenable, inapropiado, desde la visión sinigual de los autores del los libros del Génesis.
Muchísimos otros, en general, todos los contenidos encotrados en esos libros, coleccionados y seleccionados como fuente de las tradiciones de los pueblos judíos, nos dejan un sabor a ingenios extraordinarios, sobresalientes, dignos del valor que las tradiciones les han concedido.
Entre todas estas historias, -se conocen miles en realidad-, unas muy bien conservadas y otras apenas lo suficientemente servidas para sacarles filo, no debo pasar por alto el bellisimo poema conocido como la Epopeya de Gilgamiesh.
El valor inconmensurable que ha significado el rescate y conservacion de cada uno de esos materiales que nos cuentan la continuidad social desde nuestras tradiciones, merece ser conocdo y reconocido por toda la humanidad interesada en conocer y entender sus raices sociales. Lo mismo vale para todos los rescates y existencias de conservados recuerdos de la historia humana en cualquier parte del mundo.
Fantásticas historias como las relatadas en Los Libros de Profetas como Isaías y Ezequiel, al ser asimilados sobre las esencias de sus poderosos contenidos morales como reultan ser la condenación y castigo a la deslealtad de aquellos líderes en ascenso que buscan relevar sus superiores sin más razón que el instinto de alcanzar la divinidad superior por medio de actitudes rebeldes, fueron noveladas con un ingenio fuera de alcances ordinarios, cuya exposición de talentos se sobrepone aun hoy a cualquie anecdotario que parta de los más encumbrados genios de la imaginación literaria.
Del mismo modo, valen conocerse las enseñanzas morales basadas en la desobediencia y el apresuramiento inmaduro de la vida sexual, concebido como peligroso, condenable, inapropiado, desde la visión sinigual de los autores del los libros del Génesis.
Muchísimos otros, en general, todos los contenidos encotrados en esos libros, coleccionados y seleccionados como fuente de las tradiciones de los pueblos judíos, nos dejan un sabor a ingenios extraordinarios, sobresalientes, dignos del valor que las tradiciones les han concedido.
Entre todas estas historias, -se conocen miles en realidad-, unas muy bien conservadas y otras apenas lo suficientemente servidas para sacarles filo, no debo pasar por alto el bellisimo poema conocido como la Epopeya de Gilgamiesh.
El valor inconmensurable que ha significado el rescate y conservacion de cada uno de esos materiales que nos cuentan la continuidad social desde nuestras tradiciones, merece ser conocdo y reconocido por toda la humanidad interesada en conocer y entender sus raices sociales. Lo mismo vale para todos los rescates y existencias de conservados recuerdos de la historia humana en cualquier parte del mundo.
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