Candeal de hostias, pureza virginia, sagrada y divinal
Niña estremecida por la poesía del poema en brote
Porción divina de la perfección sobrecogida en ser única
Distinta y amada bajo los signos seguros de su nombre
Reina clavada a mis entrañas encarnadas en las rojeces
De sus corrientes vicerales del amor consumido, veraz
Cruce de radiantes faroles conmovidos por murmullos
De brisas de tibias tardes y rocios de mañanas frescas
Nacida para ser diosa de apaciguadas tardes de lluvias
De brisas silenciaosas y tibios regazos paternales
Niña vestida de adultez sin lejanias a vistas inciertas
Permanece sin distancia la vigilia sempiterna de mis ojos
Aferrados al amor empotrado al bien de tus santos días.
Niña estremecida por la poesía del poema en brote
Porción divina de la perfección sobrecogida en ser única
Distinta y amada bajo los signos seguros de su nombre
Reina clavada a mis entrañas encarnadas en las rojeces
De sus corrientes vicerales del amor consumido, veraz
Cruce de radiantes faroles conmovidos por murmullos
De brisas de tibias tardes y rocios de mañanas frescas
Nacida para ser diosa de apaciguadas tardes de lluvias
De brisas silenciaosas y tibios regazos paternales
Niña vestida de adultez sin lejanias a vistas inciertas
Permanece sin distancia la vigilia sempiterna de mis ojos
Aferrados al amor empotrado al bien de tus santos días.
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