miércoles, 25 de septiembre de 2019

VERACIDAD EN LA COMUNICACIÓN Y LA INVESTIGACIÓN

La comunicación veraz de los hechos relatados tras el objeto de la reconstrucción de la historia, frecuentemente es sometida a procesos y fuerzas deformadoras, unas veces generadas bajo el peso de subjetivos jucios preestablecidos a partir de valores acendrados en el imaginario del relator como consecuencia  imposiciones culturales viciadas al amparo y determnación de naturales revanchas materiales, intereses mediáticos y competencias materiales, aun siendo que, algunas veces ocurre que el investigador pudiera tratar de lograr propósitos profesionales con recta y plena integridad moral  pero es acosado inconscientemente por las pasiones asentadas en retorcimientos socializados a través de su educación, formal tradicional.

Cuando el investigador social adquiere consciencia de la probabilidad de que esos tránsitos de lo objetivo a lo subjetivo pueden ocurrirles, hace los máximos esfuerzos por cruzar sus informaciones, buscando someterlas a procesos de contrastaciones lo más rigurosamente posibles desde donde procura desfalcar los perniciosos entuertos y atropellos contra la veracidad de los hechos históricos, objetivamente reconstruidos al amparo del tesón científico y el culto deontológico a la lógica del objeto social y humano.

Sin embargo, si los lectores de sus informes o relatos son sometidos a compulsiones insensatas de lectores, precisamente demasiado afectados por las consecuencias de aquellas citadas valoraciones preestablecidas en sus mentes como fruto de deformaciones emocionales aprendidas o cultivadas bajo el impacto de incidencias marcadoras, resulta que las interpretaciones que harán los clientes o lectores de los informes y relatos recibidos, no podrán ser asimilados con la fuerza de objetividad procurada, ya que los tatuajes de sus prejuicios les impedirán apreciar el valor de los esfuerzos  hechos tras la realidad de los hechos concernidos.

Por lo general, el investigador suele ser sometido a la duda contraria a la objetividad del trabajo sin importar la veracidad confirmada de los mismos. Las anécdotas contadas en torno a la Historia de las Ciencias, huelgan desde todos los tiempos. Muchos investigadores han llegado a pagar con sus propias vidas las "culpas" aculadas sobre descubrimientos y  relatos sobre verdades tan fuertemente escondidas hasta un momento de la historia, que su desvelización llegó a considerarse como profanación mortal contra el mismo Dios.

En los días presentes y corrientes, en República Dominicana han salido a relucir hechos históricos que parecen someter a sus escrutadores más conspicuos, a la tiranía de la duda sobre sus intenciones que como investigadores acogidos a los metodos más objetivos del desenterramiento de la verdad histórica. Tal es el caso del investigador Manuel Otilio Pérez, un académico formado en los metodos propios de ciencias duras como las matemáticas y la física, instrumentos que le habrian facilitado los densos criterios profesionales y las rutas del acorralamiento de variables bajo procesos de seguimientos dificilmente comprendidos por historiadores y huamnistas regulares.

Este investigador ha arribado al espectro de la investigación histórica a desenmadejar las complejas medidas políticas seguidas por el procer de la Independendia Nacional Dominicana, Don Tomás Bobadilla, primer mandatario de la entonces recién constituida República Dominica, cuyo nombre, hasta hace menos de un lustro, ha sufrido de los peores vejamenes como supuesto "traidor de la patria", dadas sus controversiales posiciones opuestas, muchas veces, a los movimientos políticos de Los Trinitarios, incluido, Juan Pablo Duarte.

Otro caso que hoy ocupa la atención popular de la ciudadanía dominicana, es el de la valoración histórica relacionada con el desarrollo económico de la sociedad y el Estado Dominicano, fundada en la explotación capitalista de la mano de obra importada desde el vecino Estado haitiano.

Todos los científicos de la economía que osan tratar de explicar ese proceso, son sometidos a toda clase de vejámenes bajo el peso de acusaciones e improperios desmedidos provenientes hasta de los mismos descendientes de esa misma obrería en la que se funda el explosivo crecimiento de la Economía del Estado Dominicano que durante los últimos cien años, ha provocado el cambio radical de la sociedad primaria dominicana a un estadio de precapitalismo.

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