Mariana doncella, de gracias divinales el lienzo de tu piel
Moras destiladas en pardos guarapos de azúcares tropicales
Mojaban tus labios, mejillas, hinchadas de reales feromonas
Vaporosos aromas de hembra tierna y encelos contenidos
Mi suerte fueron tus caderas lubricadas de pasión y vida
Memoria de tus salibas bañan de luz mi nevioso silencio
Tremolan mis adentros a ritmo parejo en golpes de rodillas
Inciertos recorren mis dedos las inundaciones de tu sexo
Corrientes de humedales invisibles, sin luces ni controles
Reprendido amor apabullado por riesgos de tormentas
Sustos desiguales y remolinos de ancestrales hojarascas
Restan los encuentros, nostalgias y tiempo de confesiones
Libaremos los vinos resguardados, sus sabores y restos
Del calor soleado de esta temporada contraída en amor
Confeso, jurado y tierno hilo de claro y discreto arroyuelo
Llegaremos despiertos y enamorados al cerro de los dioses
Será nuestra morada el placer de triunfar sobre los tiempos
Quiero abrazar los marcos nuevos de tus caderas y senos
Morder tu boca sin miedos, límites ni tardanzas esgrimidas
Precipitarán las últimas chorreras de tus intimas viscosidades
Cielo abieto a las glorias serpenteantes, miel de tus fuentes.
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