"Yo se como hacerlo", "Yo se como lograrlo", "Yo lo haré", porque "Yo soy empresario".
Con estas expresiones como estandarte de su cruzada por la conquista de la presidencia de Estados Unidos, el candidato retador, Willard Mitt Romney, se propuso ganar la confianza de la voluntad popular de su pueblo para que el próximo mes de noviembre decida elegirlo como presidente de su nación, el país que se sustenta en los poderes económico, militar, científico y comercial más robustos del mundo.
Los medios que constituyen los vínculos que completan las conexiones entre los votantes y los candidatos propuestos, en Estados Unidos empujan con potencias de aplanadoras las decisiones de la ciudadanía de modo implacable en contra de los proponentes que muestren mayores debilidades e inseguridades en torno a sus propuestas y respuestas ante las demandas planteadas por su ciudadanía.
Las evidencias de los temores acusados en los intentos de escapada por parte del Sr. Romney , aspirante propuesto por el Partido Republicano, tras las atrapaderas lanzadas por el Sr. Obama, candidato propuesto por el Partido Demócrata, lo colocaron en tan embarazosas posiciones frente a algunas variables tan críticas como sus planes para enfrentar las demandas de los inmigrantes frente a la crueldad de leyes como las aprobadas en favor de las detenciones discrecionales por parte de la policía en el Estado de Arizona, así como su desaprobación ante los casos de rescate estatal de grandes empresas como las automovilísticas o el desprecio por quienes no cuentan con capacidad para cubrir un seguro de salud privado, que el candidato se declaró indispuesto a declarar sus planes para ofrecer respuestas positva y taxativamente frente a muchas otras preguntas, limitándose a exclamar, a modo de franca frustración y temor ante la posibilidad de estar autoincriminándose una vez más: "Yo sé como hacerlo".
Yo no lo dudo, Señor Gobernador, pero me gustaría saber como lo lograría.
Con estas expresiones como estandarte de su cruzada por la conquista de la presidencia de Estados Unidos, el candidato retador, Willard Mitt Romney, se propuso ganar la confianza de la voluntad popular de su pueblo para que el próximo mes de noviembre decida elegirlo como presidente de su nación, el país que se sustenta en los poderes económico, militar, científico y comercial más robustos del mundo.
Los medios que constituyen los vínculos que completan las conexiones entre los votantes y los candidatos propuestos, en Estados Unidos empujan con potencias de aplanadoras las decisiones de la ciudadanía de modo implacable en contra de los proponentes que muestren mayores debilidades e inseguridades en torno a sus propuestas y respuestas ante las demandas planteadas por su ciudadanía.
Las evidencias de los temores acusados en los intentos de escapada por parte del Sr. Romney , aspirante propuesto por el Partido Republicano, tras las atrapaderas lanzadas por el Sr. Obama, candidato propuesto por el Partido Demócrata, lo colocaron en tan embarazosas posiciones frente a algunas variables tan críticas como sus planes para enfrentar las demandas de los inmigrantes frente a la crueldad de leyes como las aprobadas en favor de las detenciones discrecionales por parte de la policía en el Estado de Arizona, así como su desaprobación ante los casos de rescate estatal de grandes empresas como las automovilísticas o el desprecio por quienes no cuentan con capacidad para cubrir un seguro de salud privado, que el candidato se declaró indispuesto a declarar sus planes para ofrecer respuestas positva y taxativamente frente a muchas otras preguntas, limitándose a exclamar, a modo de franca frustración y temor ante la posibilidad de estar autoincriminándose una vez más: "Yo sé como hacerlo".
Yo no lo dudo, Señor Gobernador, pero me gustaría saber como lo lograría.
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