Cualquier análisis académico que parta de algún estudio desde los grados más elementales hasta si se tratara de profundas y pesadas investigaciones doctorales que relacionen el desarrollo de los procesos de capitalización económica de las sociedades modernas, concluiría inequívocamente, en determinar que la migración laboral favorece grandemente al crecimiento económico del Estado que acoge la migración. Los servicios beneficiables económicamente, convertidos en efectos transables en intercambios que en gran medida son parcialmente devueltos a la virtud de la civilización progresiva de la humanidad, mientras la propia clase capitalista, extrae y disfruta la mayor cuota de esos beneficios. El poder desarrollado por las sociedades mejor dotadas de Europa, supieron someter y aprovechar las migraciones procedentes del Medio Oriente. Aunque Martín Lutero los maldecía e insultaba, tildándolos de animales salvajes sin alma, incapaces de ser considerados humanos pasibles ser cristianos, sirvieron y sustentaron el desarrollo de Europa, sobre todo del congunto de sociedades germanas. Así, a base de la explotación de esas piezas laborales esclavizadas fue desarrollada la civiliazación egipcia. Así como pasó esta colonia haitiana a constituirse en la más importante que durante muchos años fue la fuente más importante de azucar para la civilización europea, lo fue porque la mano de obra que servía su producción fue practicamente gratis, lo mismo que contribuyó tanto al desarrollo económico de Estados Unidos de América. Hoy como desde hace doscientos años, República Dominicana basa su desarrollo económico en la explotación y beneficio de la mano de obra semiescalvizada que sirve la migración laboral de ascendencia africana. Fue así como el gran Ingenio Río Haina, alcanzó en su mejor momento, a considerarse como el que generaba la más alta producción de azúcar en todo el planeta (leyenda o realidad ?). Cierto, -ciertísimo-, es que la economía dominicana crece a un ritmo colocado entre los más altos del mundo. Ante cualquier discusión fundamental sobre el origen de este crecimiento, no aparece un sólo estudioso serio de la Economía del Estado Dominicano, que se atreva a negar la contribución fundamental y crítica del beneficio aportado por la explotación a costos muy cómodos, de esa migración de bajo consumo en gastos de servicios de El Estado y un alto rendimiendo, sobre todo, en el caso de la migración considerada "ilegal" o "irregular", esta que no alcanza a ser compensada con beneficios de seguros de salud, prestaciones laborales, derechos sobre topes salariales, etc., que la convierte en la más rentable, tanto en nuestro país como en cualquier otro (caso Estados Unidos y Europa, por ejemplo). Esta es la verdad por la que las ruidosas campañas de control de la migración, tanto en nuestro país como en aquellos, no pasan de constittuir amaracos mediáticos. De los beneficios rendidos por esa mano de obra, explotada y beneficiada por El Estado Dominicano a través de sus instituciones tanto de orden público como de orden privado, nos beneficiamos todos los dominicanos servidos en su condición de ciudadanos dominicanos. Lo demás es ceguera mediática, xenofobia racial, discriminación clasista y , sobre todo, obvia religiosidad y sumisión al fascismo ideológico.
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